¿Tienes idea de cuánto vale tu negocio? Descúbrelo con estas claves

Una de las formas más rápidas para ser bateado por un inversionista es presentarse con una valuación irreal de tu empresa. Y por más crudo que se escuche, en el sector de capital de riesgo, “el valor de una empresa es el precio que el comprador está dispuesto a pagar por ella”, dice Olivier Hache, socio de Servicios de Asesoría en Transacciones de EY.

Existen dos razones claras por las que debes hacer una valuación. La primera es porque estás buscando vender una parte o el 100% de la empresa y la segunda porque quieres atraer capital o invitar a inversionistas (fondos de capital privado u otros). Para ambas opciones necesitas definir cuánto vale un porcentaje de las acciones de tu negocio.

Es importante partir de la premisa de que “la valuación de cualquier activo es subjetiva. No hay objetividad, ni exactitudes”, aclara Jorge González, managing partner de G2 Momentum Capital, quien asegura que las empresas valen más en la medida en que están más desarrolladas, tienen usuarios y ventas.

Tanto los emprendedores que están buscando inversión para su negocio como los posibles inversionistas (Friends & Family Money, semilla, inversionistas ángeles) deben realizar las valuaciones. Una vez que cada uno tiene sus números se sientan para revisar “cómo llegan a un acuerdo”, explica Olivier. El vendedor sostendrá el valor que tiene su idea o negocio y el comprador buscará negociar una participación justa considerando que está tomando riesgos.

¿Dinero o experiencia?

Un emprendedor que busca capital semilla debe saber que “una idea en una servilleta y un buen equipo valen más en Silicon Valley que en México”, dice Jorge González. El contexto tiene mucho que ver a la hora de levantar capital, pues inversionistas de otras latitudes tienen otra perspectiva del valor monetario que tienen las startups.

  • Para saber más: Cómo fijar el valor verdadero de tu negocio

Además del contexto, quien tiene un negocio en etapa temprana debe estar consciente de que este capital es más caro porque el fondo está tomando el riesgo en muchos sentidos, explica Olivier. Por ejemplo, es posible que en el segundo año te den 1 millón de dólares por 30% de la empresa, pero en el quinto año te ofrezcan hasta 1 millón por 1% de tu negocio.

“Debes estar listo para abandonar una parte de tu negocio. Esto es un asunto emocional porque para los emprendedores se trata de su bebé”, reitera Olivier. Considera que a corto plazo obtienes el financiamiento para desarrollar el negocio, y a largo plazo, la experiencia de un fondo o un inversionista que te ayudará a institucionalizar tu empresa.

Uno de los errores más comunes de los emprendedores en este proceso “es estar más preocupados por tener una valuación lo más alta posible, que en tener una valuación justa y que haga sentido”, dice Diego Serebrisky, cofundador y socio de Dalus Capital.

Se van por quien les ofrece la valuación más alta, independientemente de la experiencia y el valor agregado que les pueda traer. Dejan ir fondos que pueden traerles mucho más experiencia, estrategias y redes de contacto, elementos que aumentarán la probabilidad de éxito de una empresa, advierte Diego Serebrisky.

El «dolor» en el mercado

Una vez considerado el costo y el beneficio de este tipo de financiamiento, los emprendedores deben tener muy clara su estrategia, plasmada en un plan de negocios con proyecciones financieras a cinco años. Con información detallada de ingresos, costos, gastos, estrategia de precios, manejo de volúmenes, entre otros detalles. 

Lo anterior, acompañado de un pitch narrativo en el que, además de explicar cómo van a lograr esas proyecciones, cuenten un poco de su historia y experiencia profesional. Los expertos coinciden en que por encima de los números, los inversionistas quieren saber y entender por qué el emprendedor está haciendo ese negocio y si cuenta con el equipo adecuado para lograrlo. 

Si bien es importante partir de un plan de negocios, hay que considerar que éste siempre puede reescribirse y mejorar cuantas veces sea necesario, afirma Jorge González. Los factores que realmente le interesan al inversionista son: la idea, el equipo, porque cuando un emprendedor está sólo representa más riesgo para el inversionista que cuando tiene un equipo que lo respalde, así como la oportunidad o timing, entendida como ese momento en que existe el “dolor” en el mercado y como emprendedor tienes la propuesta para resolverlo.

La idea y el sector del negocio pueden abrir el apetito del inversionistas, sobre todo si se trata de un modelo disruptivo, una cadena de valor diferente o si tiene un claro diferenciador, asegura Olivier Hache.

Métodosn de valuación

Uno de los métodos más comunes para valuar empresas cuando están en etapas tempranas y no existen métricas es un sistema de puntos o sistema de riesgos, en el que se revisan criterios generales y subjetivos. Se les asigna un número a la capacidad del emprendedor, a la ejecución, el plan de negocio, la categorización, y de acuerdo a cuánto suman los puntajes, se hace una oferta, explica Jorge González.

Cuando la empresa tiene un poco más de tracción, de tres a cinco años, los inversionistas pueden pedir datos económicos como costo de adquisición de clientes, cuánto se gastan en marketing, qué margen de ganancia tiene de cada unitario, etc.

En el documento “Métodos de valoración de startups”,publicado porGiancarlo Falconi Canepa, de Gyga Consulting, se explican de forma breve 22 métodos de valoración de startups, los cuales pueden servir para obtener un rango promedio de cómo se está valuando un negocio en el mercado.

El más tradicional es el método del descuento de los flujos de fondos (Discounted Cash Flow, DCF) que consiste en descontar el flujo de caja de una participación como el valor presente del dinero en efectivo distribuido a los accionistas (descuento de dividendos) o el valor presente del dinero disponible para los accionistas tras cubrir los gastos financieros y operativos (modelo de flujo de caja libre).

El segundo más común es el método de transacciones comparables, que específicamente se refiere a empresas que no cotizan en bolsa, en el cual se parte del valor de un determinado indicador que sea reflejo de la actividad de la empresa y específico de la industria: el valor de una patente, KPI’s, ventas o EBITDA (Beneficios Antes de Amortizaciones, Intereses e Impuestos), el cual se compara con el valor del mismo indicador en una empresa similar (y del mismo sector).

Otro método, similar al anterior, pero que se usa principalmente en empresas que ya están en crecimiento o cotizan en bolsa es el de múltiplos que consiste en emplear la valoración de compañías similares del sector relacionadas con magnitudes como el EBITDA, ingresos netos u otros para establecer una relación directa entre la magnitud proyectada de la compañía valorada y su precio.

Dicho método se puede usar también para startups: “Se aplican múltiplos de ventas o utilidades brutas porque estas empresas tienden a tener pérdidas en vez de ganancias en la etapa inicial”, aclara Diego Serebrisky.

Otro método es el de venture capital que consiste en estimar la valoración presente de una startup en base a las expectativas de retorno de inversión (ROI) que tenga un inversionista de cara a un exit o evento de liquidez futuro. Por ejemplo, 10x en 5 años o 20x en 8 años. A partir de esa expectativa futura y diluciones en el camino se calcula cuánto debería valer la startup hoy y cuánto se está dispuesto a invertir.

No lo hagas solo

En el mercado existen muchas startups que no tienen garantizado el éxito a menos que consigan el financiamiento adecuado para hacer viable su negocio, antes de que alguien más desarrolle su idea primero. Por eso tienen que ser realistas a la hora de atraer a un inversionista.

Incluso Jorge González, sugiere a los emprendedores “conseguir dinero al menos para saber que pueden conseguirlo” y que algún inversionista está interesado en su idea de negocio.

Además, recomienda sólo pedir el dinero que los lleve a la siguiente “estación” y no diluirse rápido porque entonces no tendrán margen de maniobra ante otras posibles fuentes de financiamiento. Lo que leen los inversionistas es que cuando un emprendedor tiene sólo el 30% de una empresa no se va a esforzar lo suficiente.

INNOVACIÓN. Una idea de negocios disruptiva puede abrir el apetito de los inversionistas / Imagen: Entrepreneur en Español

Diego Serebrisky aconseja hablar con otros emprendedores que hayan levantado capital, buscar a fuentes como aceleradoras y los mismos fondos de capital semilla para entender cómo se está valuando su negocio en el sector.

“No lo hagan solos”, dice Olivier Hache, pues existe todo un ecosistema que puede ayudarlos a hacer una valuación de acuerdo a lo que está pasando en el mercado y a presentar un pitch que transmita el mensaje adecuado.

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