Hoy en vez de frases de motivación te traemos unas historias de adversidad en forma de 10 cuentos de superación que esperamos que os gusten, y sin más dilación os dejamos con ellas. Y en el caso de que seáis más de cine que de cuentos o historias aquí tienes otra selección de 10 películas de superación que no te puedes perder.
Si quieres conocer estos 10 cuentos de superación y motivación, sigue leyendo.
Selección de 10 cuentos de superación e historias de adversidad
Convivir con la ansiedad
Un anciano maestro Hindú se cansó de las quejas de su aprendiz, y así que, una mañana, lo envió por algo de sal. Cuando el aprendiz regresó el maestro le instruyó al joven infeliz poner una poco de sal en un vaso de agua y luego beberla.
-“¿A qué sabe?” preguntó el maestro.
-“Amargo,” respondió el aprendiz.
El maestro rió entre dientes, y entonces le pidió al joven tomar la misma cantidad de sal en la mano y ponerla en el lago. Los dos caminaron en silencio al lago cercano, y una vez que el aprendiz lanzó al agua una pequeña cantidad de sal, el maestro dijo, “Ahora bebe del lago.”
En cuanto el agua se escurría por la mandíbula del joven, el maestro le preguntó,
-“¿A qué sabe?”
-“Fresca,” comentó el aprendiz.
-“¿Te supo a sal?”, preguntó el maestro.
-“No,” dijo el joven.
Entonces el maestro se sentó al lado de este joven serio quien le recordaba de sí mismo y le tomó sus manos, diciendo:
“El dolor de la vida es pura sal; ni más, ni menos. La cantidad de dolor en la vida permanece exactamente la misma. Sin embargo, la cantidad de amargura que probamos depende del recipiente en que ponemos la pena.
Moraleja:
Así que cuando estás con dolor, o adversidades de la vida, la única cosa que puedes hacer es agrandar tu sentido de las cosas. Deja de ser un vaso. Conviértete en un lago.”
¿Pato o águila?
Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante.
El chófer iba muy bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salio del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.
Le alcanzo una tarjeta plastificada y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.
Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta:
Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera más rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable”
Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!
Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “Le gustaría un café?
Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo una pequeña nevera con refrescos de todos los sabores y sin azúcar, agua y zumo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare un zumo, gracias”
Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo todo tipo de lecturas, revistas y una pantalla para que las pueda leer.”
Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otra tarjeta, “estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”
Y csin con todo esto no llegara Willy le dijo que tenia el aire acondicionado encendido y le preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual seria la mejor ruta a su destino a esta hora del día.
También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría solo con sus pensamientos. …
“Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- siempre has atendido a tus clientes así?”
Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas.
Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tu te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá.
El decía: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia.
Moraleja:
No seas un pato. Se un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.
“Esto me llego aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos.
Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.
“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.
“Si, seguro que si”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy.
Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen una reserva a través de mi teléfono o celular o bien dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.
Posiblemente haya contado esta historia a más de 50 taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen ruido como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.
Willy el taxista, tomo una diferente alternativa:
El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.
No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, Un servidor público, «político», ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?
Recuerda:
Es tu decisión y cada vez tienes menos tiempo para tomarla. Esta es una de las lecciones más comunes de estos 10 cuentos de superación.
Perritos a la venta
El dueño de una tienda de mascotas colocó un letrero sobre su puerta que decía: «cachorros a la venta».
Signos como este siempre tienen una forma de atraer a los niños pequeños y un niño vio el letrero, se acercó al dueño y le preguntó: «¿señor, por cuánto va a vender los cachorros?»
El dueño de la tienda respondió: «cada cachorro vale 50 €».
El niño sacó cambio de su bolsillo. «Tengo 2.45 €», dijo. «¿Por este precio puedo mirarlos por favor?»
El dueño de la tienda sonrió y silbó. Fuera de jaula apareció Lady, una perrita que corrió por el pasillo de la tienda, seguida por cinco pequeñas bolas de pelo. Un cachorro iba considerablemente por detrás, caminando con dificultad.
Inmediatamente, el niño señaló al cachorro rezagado y cojeando y dijo: «¿qué le pasa a ese perrito?»
El dueño de la tienda explicó que el veterinario había examinado al cachorrito y había descubierto que tenía un defecto en una pata. Siempre sería cojo.
El niño pequeño se emocionó. «Ese es el cachorro que quiero comprar».
El dueño de la tienda dijo: «No, no te voy a vender a ese perrito». Si realmente lo quieres, te lo regalaré».
El niño pequeño se enojó bastante. Miró directamente a los ojos del dueño de la tienda, señalando con el dedo, y dijo:
«No quiero que me lo regale. Ese pequeño perro vale tanto como todos los otros perros y pagaré el precio completo. De hecho, le daré 2.45 € ahora y 50 centavos por mes hasta que lo tenga pagado por completo».
El dueño de la tienda respondió: «Pero… nunca podrá correr, saltar y jugar contigo como los otros cachorros».
Para sorpresa del tendero, el niño pequeño se inclinó y se subió la pernera del pantalón para revelar una pierna izquierda retorcida y lisiada, sostenida por una pieza de metal como la que usaba Forrest Gump.
Levantó la mirada hacia el dueño de la tienda y respondió en voz baja: «¡Bueno, yo no corro tan bien y el pequeño cachorro necesitará a alguien que lo entienda!»
El maestro y el alacrán
Un maestro oriental vio a un alacrán que se estaba ahogando. Decidió rescatarlo sacándolo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro soltó al animal, que cayó nuevamente dentro del agua, quedando otra vez en peligro.
Insistente, el maestro intentó salvarlo, pero el alacrán volvió a picarle los dedos.
De la misma manera, la situación se repitió durante varios minutos. Un peatón que había observado la escena, se acercó al maestro diciéndole:
“Perdone, ¡pero usted es muy terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?”
El maestro respondió:
«La naturaleza del alacrán es picar, y eso no cambiará la mía, que es ayudar».
Finalmente y sirviéndose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
Moraleja:
No intentes cambiar tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo procura tomar las debidas precauciones.
Actitud de vida
Dos hombres, ambos enfermos de gravedad, compartían el mismo cuarto semiprivado del hospital.
A uno de ellos, se le permitía sentarse durante una hora por la tarde, para drenar el líquido de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación. El otro tenía que permanecer acostado de espalda todo el tiempo.
Conversaban incesantemente todo el día y todos los días, hablaban de sus esposas y familias, sus hogares, empleos, experiencias durante sus servicios militares y sitios visitados durante sus vacaciones. Todas las tardes, cuando el compañero ubicado al lado de la ventana se sentaba, se pasaba el tiempo relatándole a su compañero de cuarto, lo que veía por la ventana.
Con el tiempo, el compañero acostado de espalda que no podía asomarse por la ventana, se desvivía por esos períodos de una hora, durante los cuales, se deleitaba con los relatos de las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un bello lago, los patos y cisnes se deslizaban por el agua, mientras los niños jugaban con sus botecitos a la orilla del lago, los enamorados se paseaban de la mano entre las flores multicolores, en un paisaje con árboles majestuosos y en la distancia, una bella vista de la ciudad.
A medida que el señor cerca de la ventana describía todo esto con detalles exquisitos, su compañero cerraba los ojos e imaginaba un cuadro pintoresco.
Una tarde le describió un desfile que pasaba por el hospital y aunque él no pudo escuchar la banda, lo pudo ver a través del ojo de la mente, mientras su compañero se lo describía.
Pasaron los días y las semanas y una mañana, la enfermera al entrar para el aseo matutino, se encontró con el cuerpo sin vida del señor cerca de la ventana, quien había expirado tranquilamente, durante su sueño. Con tristeza, avisó para que trasladaran el cuerpo.
Al otro día, el otro señor, con mucha tristeza pidió que lo trasladaran cerca de la ventana, a la enfermera le agradó hacer el cambio y luego de asegurarse que estaba cómodo, lo dejó solo.
El señor con mucho esfuerzo y dolor, se apoyó en un codo, para poder mirar al mundo exterior por primera vez, finalmente, tendría la alegría de verlo por sí mismo, se esforzó para asomarse por la ventana y lo que vio, fue la pared del edificio de al lado.
Confundido y entristecido, le preguntó a la enfermera, que sería lo que animó a su difunto compañero a describir esas cosas maravillosas fuera de la ventana y ella le respondió que el señor era ciego y no podía ver ni la pared de enfrente, y que seguro: «Quizás solamente deseaba animarlo a usted».
Moraleja:
«La actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia».
El billete arrugado
Pablo, con el rostro abatido de pensar, se reúne con su amiga Laura en un bar a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias…Todo parecía estar mal en su vida.
Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 50 € y le dijo:
– ¿Quieres este billete?
Pablo, un poco confundido al principio, le contestó:
– Claro, Laura… son 50 €, ¿quién no los querría?
Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola. Mostrando la estrujada pelotita a Pablo, volvió a preguntarle:
– Y ahora, ¿lo quieres también?
– Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 €. Claro que lo cogeré si me lo das.
Laura desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado:
– ¿Lo sigues queriendo?
– Mira, Laura, sigo sin entender a dónde vas, pero es un billete de 50 €, y mientras no lo rompas, conserva su valor…
– Pablo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido… Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.
Pablo se quedó mirando a Laura sin atinar con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:
– Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal… pero me debes un billete nuevo de 50 € para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite.
Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.
Pablo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta…
Moraleja:
¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos? Claro que no basta con el mero propósito… Se requiere acción y existen muchos caminos y formas para conseguirlo.
Por eso esperamos que estos cuentos de superación os ayuden a encontrar el valor necesario para triunfar en la vida.
Los tres ancianos
«Una mujer salió de su casa y vio a tres ancianos con largas barbas blancas sentados al frente de su casa. No los reconocía, Dijo…
-«Creo que no los conozco pero deben de estar hambrientos!!, Por favor entren y tengan algo de comer».
-«Está el hombre de la casa dentro preguntaron?».
-«No», dijo ella. Él está fuera.
-Entonces no podemos entrar, replicaron.
Al anochecer cuando su esposo llegó a casa, le contó lo que había ocurrido.
-«Ve a decirles que estoy en casa e invítalos a entrar».
La mujer salió e invitó a los hombres a entrar.
-«Nosotros no entramos a la casa juntos», replicaron.
-Por que?, Quería saber ella.
Uno de los ancianos explicó: «su nombre es Riqueza», dijo señalando a uno de sus amigos, y luego dijo señalando al otro, «él es Éxito y yo soy Amor». Luego agregó, ahora entra a tu casa y conversa con tu esposo sobre a cual de nosotros quiere en su casa.
La mujer fue y le contó a su esposo lo que le había dicho. Su esposo estaba encantado y dijo…
-¡Que bonito!
La conversación continuó entre los integrantes de la familia…
-Ya que este es el caso invitemos a la Riqueza, déjalo entrar y que llene nuestra casa de Riqueza.
Su esposa no estaba de acuerdo.
-¡Querido!, ¿por qué no invitamos a Éxito?
Su hija estaba escuchando desde el otro lado de la casa. Salto con su propia sugerencia:
-No sería mejor invitar a Amor, nuestra casa se llenaría de Amor.
-Escuchemos el consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su esposa. Ve e invita a Amor para que sea nuestro invitado. La mujer salió y les preguntó a los tres ancianos
-¿Quién de ustedes es Amor?, Por favor entre y sea nuestro invitado.
Amor se levantó y empezó a caminar hacia la casa. Los otros 2 se pararon y lo siguieron. Sorprendida, la señora le preguntó a Riqueza y a Éxito…
-Solo invite a Amor, ¿Por qué vienen ustedes?
Los ancianos replicaron juntos:
-Si hubieras invitado a la Riqueza o al Éxito, los otros dos de nosotros nos hubiéramos quedado afuera, pero como invitaste al Amor, entraremos juntos, pues donde quiera que él vaya, nosotros le acompañamos.»
Moraleja:
«Donde quiera que haya Amor, también habrá Éxito y con él la Riqueza»
El pájaro y los tres cepos
Un hombre cogió un pájaro por medio de un cepo; el pájaro le dijo: «Noble señor, has comido muchos bueyes y corderos, has sacrificado innumerables camellos; y nunca has quedado saciado: tampoco lo vas a quedar conmigo.
Déjame ir, y te daré tres consejos, a fin de que veas si soy sabio o estúpido. El primer consejo te lo diré posado en tu mano, el segundo en tu tejado, y el tercero en un árbol. Déjame partir, pues estos tres consejos te traerán la prosperidad.”
El primero, que ha de decirse en tu mano, es este: “No creas un absurdo cuando se lo oyes a alguien”.
Cuando el pájaro hubo enunciado el primer consejo en la palma de la mano, fue liberado y fue a posarse en el muro de la casa, y dijo:
El segundo consejo es “No te aflijas por lo que ha pasado cuando ha pasado, y no sientas pesar”.
Después de lo cual le dijo: “En mi cuerpo hay escondida una enorme y preciosa perla, de diez dirhams de peso. Tan cierto como que estás vivo, esta joya era tu fortuna y la suerte de tus hijos. Se te ha escapado esta perla, pues no estaba en tu destino el adquirirla, esta perla que no tiene igual en este mundo”.
El hombre, como una mujer que gime cuando pare, se puso a dar gritos. El pájaro le dijo: “¿No te había aconsejado: no te aflijas por lo que ha pasado. Puesto que es algo pasado y terminado, ¿por qué te apesadumbras?
O bien no has comprendido mi consejo, o eres sordo. En cuanto al primer consejo que te he dado, o sea, “no creas una afirmación absurda”, oh buen hombre, yo mismo no peso diez dirhams. ¿Cómo puede haber dentro de mí un peso de diez dirhams?”
Se recobró el hombre y dijo: “Oye, dime ahora el tercer consejo”. “¡Bueno!, dijo el pájaro, has hecho tan mal uso de los otros dos consejos que no veo por qué habría de darte el tercer consejo en vano!”
Moraleja:
Dar un consejo a un ignorante obtuso es sembrar en terreno baldío.
El elefante y la alondra
El elefante y la alondra eran amigos. La alondra le señalaba al elefante los rincones mas sombreados de la selva, y el elefante protegía con su presencia nocturna el nido de la alondra de serpientes voraces y ardillas rapaces.
Un día el elefante le dijo a la alondra que le envidiaba por poder volar. ¡Cuánto le gustaría remontarse por los aires, ver la tierra desde las alturas, llegar a cualquier sitio en cualquier momento! Pero con su peso… ¡era imposible!
La alondra le dijo que era muy fácil. Se quitó con el pico una pluma de la cola y le dijo: «Aprieta fuerte esta pluma en la boca, y agita rápidamente las orejas arriba y abajo»
El elefante hizo lo que la alondra le había dicho. Apretó con fuerza pluma en la boca para que no se le fuese y comenzó a agitar sus grandes orejas arriba y abajo con toda su energía. Poco a poco noto que se levantaba, despegaba, se sostenía en el aire y podía ir donde quisiese por los aires con toda facilidad.
Vio la tierra desde las alturas, vio los animales y los hombres, cruzó por lo alto el río profundo que había marcado el límite de su territorio, exploró paisajes desconocidos, y volvió al fin, feliz y contento a aterrizar en el sitio donde había dejado a la alondra.
«No sabes cuánto te agradezco esta pluma milagrosa», le dijo. Y se la guardó cuidadosamente detrás de la oreja para volver a usarla en cuanto quisiera volar otra vez.
La alondra le contesto: «Oh, esa pluma. La verdad es que no vale nada. Se me iba a caer de todos modos, y era inútil» Pero tendría que darte algo para que creyeras, y se me ocurrió eso. Lo que te hizo volar fue lo bien que agitaste las orejas»
Moraleja:
La actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia.
Las cuatro esposas
Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca.
Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si él se fijaba en ella. Un día, el rey enfermó y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo».
Así que le preguntó a su cuarta esposa: «Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?»
«¡Ni pensarlo!», contestó la cuarta esposa, y se alejó sin decir más palabras. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo afilado.
El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa:
«Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿Estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?»
«!No!», contestó su tercera esposa. «¡La vida es demasiado buena! cuando mueras, pienso volverme a casar!» Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.
Entonces preguntó a su segunda esposa: «Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?»
«¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!», contestó la segunda esposa. «Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte». Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.
Entonces escuchó una voz:
«Me iré contigo y te seguiré dondequiera que tu vayas». El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición.
Profundamente afectado, el monarca dijo: Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!»
Moraleja:
En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.
Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego.
Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará dondequiera que vayamos. Así que, cultívala, fortalécela y hazlo ahora! Es el regalo más grande que puedes ofrecerle al mundo. ¡Déjala brillar!
Y con estos 10 cuentos de superación esperamos que os animen el día y os sirvan de inspiración en vuestras vidas. Y en el caso de que seáis más frases que de películas de superación o cuentos aquí te dejamos una lista con frases motivadoras que no te puedes perder.
En Grupo Mng, Brindamos soporte necesario para hacer crecer tu empresa. Reúnete con un asesor de Relaciones Públicas en línea o presencial.
Encuentra ayuda hablando con nuestros asesores. Podemos ver su problema de proyecto contigo y ayudarte a hallar una solución con RRPP.
Agenda una Asesoría Gratuita Aquí
Vea Nuestros Servicios: ?
- RELACIONES PÚBLICAS (Comunicación Corporativa)
- SOPORTE WEB (Solucionamos problemas en tu sitio web)
- DISEÑO WEB (Creamos tu sitio web)
- POSICIONAMIENTO GOOGLE ADWORDS
- REDES SOCIALES (Optimizamos y gestionamos tu Redes Sociales)